Dolor Surrealista

Todo comenzó ayer.
Era uno de esos días en los que nadie espera nada... o más bien, todos esperan nada.
Gris, frío, lluvioso... no prometía gran cosa.
Pero yo sabía que algo sucedería. Oh, sí que lo sabía...

A las 5:30 tenía cita con el dentista; debo de presumirles que tengo una dentadura diseñada por los mayas, así de perfecta... bueno, así lo creí. Me sobran (sobraban) 4 terceros molares, los habitantes incómodos de nuestra cavidad oral. ¿Para qué sirven? ¿por qué están ahí? ¿cuál es su propósito en nuestras bocas? ¿por qué están ahí si de todas forman te las sacan?... No, no sé para que sirven, ehm, bueno... tal vez para masticar mejor... pero por qué todos consideran que es mejor no tenerlas e incluso quitarlas?
A mi no me molestaban, digo me mordía mi carrillo cada que masticaba y me estaban enchuecando uno que otro dientecito, pero nomás... Convivíamos en perfecta armonía.

Pero todo eso acabó cuando supe que si las conservaba iba a perder todo el glamour de una sonrisa perfecta.
Pos le dije a mi papá, y aprovechando que también le harán un trabajito odontológico a mi hermano, me animé.
Jamás creí que sucedería tan rápido; una mañana estaba yo comiendo mi changüiz en la tarde estoy postrada en una de esas sillas de tortura con un güey que salió de la facultad de odonto jaloneando una de mis bellas piezas dentales.

Me lleva el carajo, me dolió un chingo!!!

Me sacó 2, la de arriba y abajo del lado derecho. Me anestesió 2 veces en cada una... DOS VECES, dos veces en cada lado la maldita jeringota, sigo teniendo hormigueo en el labio, no se si sea normal.
Miren... no soy chillona para cualquier procedimiento que involucre segundas o treceras personas cerca de cualquier estructura anatómica mía, me he dejado operar, me he dejado manosear por mi gineco, me he dejado examinar por mi pediatra e incluso he dejado que mi mamá me ponga todas las vacunas del universo pulsante... PERO JAMÁS ME HABÍAN HECHO COSAS EN MIS DIENTECITOS!! yo creí que era puro cuento eso de que dolía y no sé qué. Meh.
Ayer mientras el pobre dentista luchaba con todas sus delicadas fuerzas sacar al monstruo que era mi muela, pensaba yo en cómo se los describiría. Ay no sé, fue espeluznante y me dolió mucho mucho, estaba anestesiada de la miatd de la cara, pero la condenada muela estaba tan aferrada a la vida bucal que la muy desgraciada se negaba a salir y daba lucha. Maldita, se hubiera rendido, eso hubiera sido lo mejor. SE me salieron unas cuantas lagrimillas y estaba yo perforando con las uñas los descansabrazos de la silla de torturas... no sabía en que posición estaba mi lengua y eso me hacía sentir un tanto insegura, pues así como que dejra de sentir un miembro, pfff, es horrendo.

Salió, mladita desgraciada, tenía la raíz bien chuecota. En lo que el buen dentista manos de cristal austriaco, lavab mi muelita para que me la llevara como trofeo a mi casa, yo sentía que el agujero donde estaba mi muela, punzaba. Sniff sniff, horrible.

Pero faltaba la otra...
Ay santa madre de Krishna, cúbreme con tu manto.

Aunque esa salió más rápido y no tenía tan chueca la raíz, yo ya estaba hipersensible, cualquier ovimiento brusco del doctor, sentía que ya me había fregado. Auch, que horrible hora pasé... bueno, no fue una hora siquiera, pero para mi era como una eternidad. Cuando salimos estaba oscuro y ya había llovido.
Sentía que si dejaba de hablar me iba a poner a llorar del dolor.
Sí, fue una noche muy larga, o muy corta, dado que no dormí.

El título dice "Dolor Surrealista", bueno, me explico:
Con la anestesia solo sientes como piquetitos ligeros, como cuando te empíeza a dar un calambre y te picas la pierna o te pegas y sabes que debe de haber dolor, pero no lo sientes en sí... entendieron?... meh, que van a entender ustedes ¬¬
Pero no, no fue un dolor surrealista, fue bastante realista... o era tan surrealista que por eso dolió más. Algo así.

Y todo el día de hoy traté de quejarme con alguien o dejarme chiquear por alguien, pero todos se fueron de la casa y como yo sentía mucho dolor y hormigueo en el labio, uch, pues ni modo, me quejé conmigo y me chiqueé yo misma.


Si creen que exagero pues que su dentista de confianza les saqué sus muelitas, pero asegurense de tener raíces bien chuecotas, como las mías.

Adieu!